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jueves, 30 de mayo de 2013

Tributación y cervezas



Se ha aumentado el impuesto a las bebidas alcohólicas. Ello no parece haber sido una buena decisión. La preferencia de nuestra población, cuando de brindar se trata, es por la cerveza. Una bebida larga con poco grado alcohólico, que tiene un costo de posible alcance que permite un brindis con los amigos al fin de la semana laboral.

El mayor porcentaje del mercado –diría que cercano al 90%– lo cubren empresas de un solo grupo económico, con diversas marcas, completando la producción varias otras empresas, y todas ellas con cervezas de magnífica calidad.

En cuanto a la competencia, sin duda, tiene mucho que ver la publicidad, pero también el precio y el volumen del bien. Así, las nuevas producciones que han salido a competir con las tradicionales han diseñado su estrategia y realizado sus inversiones atendiendo el impuesto a pagar, con la esperanza de lograr un adecuado retorno por sus inversiones.

Resulta que ahora los cambios incorporados en el sistema de tributación para las cervezas ha trastocado las estrategias mencionadas, con grandes pérdidas por inversiones realizadas que ya no serán útiles y no se encuentra una razonable explicación para que ello haya sucedido.  

En efecto, al aplicarse el nuevo sistema aquella marca que ofrecía más cantidad como estrategia, ya no podrá hacerlo debido a que el impuesto la castigará más que a las otras por dar más producto por el mismo precio. ¿Qué hacer ahora con los envases de más de un litro?


Afectar las reglas del mercado solo podría justificarse si la recaudación esperada fuera importante. Pero resulta que siendo que la porción de mercado de las nuevas marcas es mínima, la tal mayor recaudación no se producirá. Por el contrario, se cobrará menos impuestos debido a que se dejarán de producir aquellas marcas que ya no podrán competir por haber perdido sus ventajas estratégicas. Creo que no ha sido esta una disposición para aplaudir.